La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto XVIII
La Divina Comedia El Purgatorio: Canto XVIII de Dante Alighieri Terminado ya su razonamiento, el alto doctor atento contemplaba mi rostro por ver si contento me veía; y yo, a quien nueva sed por más movía, por fuera nada, y por dentro decía: quizá el mucho preguntar mío lo cansa. Mas aquel veraz padre que advirtió el tímido querer que no se abría, hablando, de osar hablar me dio aliento. Y yo entonces: Maestro, mi vista se aviva tanto con tu luz, que discierno claro todo lo que tu razón parte o describe. Empero te ruego, dulce padre amado, que me muestres el amor, al cual reduces todo bien obrar y su contrario. Alza, me dijo, a mi las agudas luces de tu intelecto, y séate manifiesto el error de los ciegos que se hacen guías. El alma, que fue creada a amar pronta, a toda cosa se mueve que le place, luego que al placer en acto se despierta. Vuestra aprehensiva del ser verdadero trae la imagen, y adentro la despliega, de modo que mueve al alma a volverse a...
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