El conde de Montecristo: 2-13
El conde de MontecristoSegunda parte: Simbad el MarinoCapítulo 13 de Alejandro Dumas Capítulo treceLa mazzolata -Señores -dijo al entrar el conde de Montecristo-, recibid mis excusas por haber dado lugar a que os adelantaseis, pero al presentarme antes en vuestro gabinete hubiera temido ser indiscreto. Por. otra parte, me habéis dicho que vendríais y os he estado esperando. -Venimos a daros un millón de gracias, Franz y yo, señor conde -dijo Alberto-, puesto que verdaderamente nos sacáis de un gran apuro, tanto, que ya estábamos a punto de inventar la estratagema más fantástica en el momento en que nos participaron vuestra atenta invitación. -¡Eh! ¡Dios mío!, señores -dijo el conde haciendo seña a los jóvenes de que se comodasen en un diván-. Ese imbécil de Pastrini tiene la culpa de que os haya dejado tanto tiempo en esa angustia. No me había dicho una palabra de vuestro apuro, a mí que, solo y aislado como estoy aquí, no buscaba más que una ocasión de...
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